“La Posición” para hacer pis- Lecciones de vida (I)

Tranquilas queridas, soy revolucionaria pero la operación pañal aún me queda lejos (aunque mi madre insista que “esta niña ya está lista para hacer en la nica”).

Este post es para revelarles unos cuantos secretos. Ya saben que soy un poco bocachancla.

Debo confesarles el primer secreto ahora mismito: no se que signifca esta frase. Me puedo imaginar que significa algo referente a mis labios grandes que parlan demasiado. Sin embargo, siendo mamaglam– lo de trendy empieza a estar muy sonado ya- prefiero que me digan que soy boca”manolos” -oiga- lo de chancla suena muy común.

Sin embargo, en España me pasa a menudo. Tengo que usar el sexto sentido para interpretar algunas palabras del castellano. A veces la lío de lo lindo. Por contarles -una que viene a cuento- recuerdo en mis épocas de dulce moza cuando Semenator me pretendía (de eso hace no muchos veranos) yo me abdiqué a la dieta y al gimnasio- única vez en mi vida todo sea por atrapar a dicho semental. El día que tocaba salir de cañas con los amiguetes, todos estaban muy emocionados por los resultados del gimnasio y que pronto los lucirían en la piscina- ya sabe usted como les gusta presumir de macho-alfa. Yo mas puesta que un calcetín les dije “Pues a mi el gym me ha servido un montón-¿quieren ver mi conejo?“. (En México se le denomina conejo al bíceps). Hubo un silencio sepulcral y las miradas se dirigieron al entonces pretendiente mío el cual caballerosamente se acerco y me dijo:- “Conejo en España tiene otra connotación más allá del animal blanco de largas orejas“. Así que ya prefiero no preguntar y dejar los términos que no conozca bien a mi sútil, blanca y pura imaginación.

Bueno, al meollo.

¿Ustedes saben por que las mujeres vamos siempre al tocador en manada?

Hay tuttiplein de razones, pero las principales son las siguientes:

– Lo de “el tocador” siempre ha sonado a que dentro va a ver un hombre ciego que nos cacheará cual vil espejo de Zara de arriba abajo a ver si vamos bien vestidas y decentes. De ahí el nombre, por su fama. No vaya a ser que se nos salga una lorza, se nos haya marcado en la parte trasera de las piernas el culete de la silla de mimbre, o incluso traigamos una lenteja en el colmillo superior y nosotras sin saber de su existencia sonriendo a todo Dios. (Por Dios – entiéndase todo hombre joven guapo que haga contacto visual con nosotros).

Al ir acompañadas- es decir en manada- nos sentimos seguras. No va haber violador y si nos encontramos un espejo maligno- de esos de feria que engordan- la amiga siempre podrá decir :”¡que va!te ves divina de la mort“. Al fin y al cabo las mujeres somos bien sinceras.

En este apartado debo aclarar que yo prefiero decirle por su nombre al “baño”. Preguntar por “el tocador” en un restaurante da para jueguillo y lavabo me suena a donde me lavo las manos y ahí no coloco mis deposiciones.

-Si se habrán fijado en el baño de mujeres siempre hay cola. Esto es debido a LA POSICIÓN (de la cual hablaré mas adelante y de lo que en realidad va este post). Las amigas son imprescindibles en estos momentos de espera y tijereteo. No hay palabras. Las miradas de desesperación de “me estoy meando” se cruzan no sin antes haber revisado de arriba abajo a la chica de delante para saber cuantas prendas tiene que quitarse para que sea tu turno.

– Una vez dentro no falta la triste puerta del bar de toda la vida que simplemente no cierra. Esto complica la Operación Posición. Así que una amiga siempre brindará “la mano conocida” que tire de la portezuela desde afuera para permitir a uno lograr el cometido. Esto no significará en ningún momento cómodamente y con las manos libres.

– Otra razón para ir en grupo, es que si uno no trae artículos imprescindibles para la operación “baño” ya sea lápiz labial, una sal de uvas para la indigestión alcóholica o unos simples cuadritos de papel de baño; la presencia de la amiga se convierte en Salváme Deluxe. Que su amiga entrañable le pase por debajo de la puerta un poquito de papel siempre es de gran y agradecida utilidad. A esto debo añadir un llamamiento: ¡Coñe señoras!- sean un poco mas abundantes con su ayuda a la amiga en cuestión, que nos da palo volver a gritar “he cagadooo te molestaría pasarme un poco más que con dos cuadritos no me da la vida“.

Así es señoras, estás son las principales razones de por que solemos voltear y decirle a la compañera de a lado “voy al baño, me acompañas”. No es solamente por entrecruzar chismes del momento y comentar si fulanita o menganita está mas gorda, más guapa o más delgada -por que aunque quisiera no nos engaña diciéndonos que solamente hace yoga y que por eso adelgazó tanto. Las razones son de peso- nunca mejor dicho. La compañía es una cuestión de solidaridad y ayuda.

Ahora bien, habiendo revelado el porqué de uno de los tantos misterios que los hombres no entienden- la razón de ir acompañadas al tocador- no me queda otra más que revelar ña razón por la cual nos tardamos tanto en ir “simplemente a echar un pis”.

¡Aiinssss! Si sólo fuese eso, echar un pis, a la manera masculina pues ¡por supuesto que no tardaríamos nada!. Una nota mental curiosa para los hombres- ¿se han preguntado por que deben de lavarse las manos después y no justo antes de ir al baño? Señores vienen de la calle, de tocar ustedes todo de todo y van de los más frescos a sacar “la pilina” (como he aprendido que se dice de manera ñoña en estas tierras) para hacer pis. Señoras eduquen a sus chavales a lavarse antes y después. La higiene es para uno y para los demás.

Después de esta recomendación vuelvo al tema. Nosotras no vamos a echar simplemente el pis. Nosotras vamos (escúchese música de superhéroe en off) a aplicar la posición del AGUILITA.

Así se le llama en mi país a “La Posición”. No tengo la más remota idea de por que le llaman así. Me puedo imaginar que tiene que ver con que un águila sentada goza de la bella ventaja de que jamás aposentará el culo en el suelo además de contar con una gran sagacidad- cuestión de importancia para mantener el equilibrio cuando se procede a aplicar esta posición.

Mi hijita, cuando vayas al baño, jamás toques nada con las manos. Toma unos cuantos pedazos de papel higiénico. Rodea con ellos la taza. Si es posible dos capas que hay mucho SIDA (esto es como me lo enseñó mi madre- época de las cavernas pero la sabiduría se pasa de generación en generación oralmente). Una vez que el W.C. esté bien cubiertito, te bajas el pantalón o te alzas la falda, te pones en cuclillas y lo importante es que el chorrito de tu fuentecita de pis caiga directo en el water.

Está posición te ha de acompañar por el resto de tu vida. Amén. Practica para que te salga así de mona:

Claro está- las mamás jamás te dicen que cuando creces el equilibrio cuesta cada vez más, los muslamen se ponen a temblar cual gelatinas y que además – en la operación pis-ya no hay mamá que te ayude. Tu solica te tienes que buscar la vida sosteniendo la bolsa en el cuello, empujando la puerta con la nariz si hace falta si corres con la mala suerte de que sea de las que no cierra y tu amiga no te acompaño al baño.

Es cierto que cuando uno crece, con el tiempo, se llega a dominar El Aguilita. Basta una mirada rápida para captar a la presa. Te olvidas de poner el papel higiénico y ya solo aplicas la cuclilla y ¡voilá! jamás falta ese suspirín de alivio de ¡por un pelín y no llegaba!

Aplicar la posición lleva su tiempo. No es tarea fácil. Las mujeres somos perfeccionistas.

Si tuviésemos que atinarle a una pared con una pistolita sería mucho más rápido. Ya se que me van a contar que ahora las amigas feministas han sacado un gran invento- véalo por usted mismo.

Mi hijita déjese de chorradas. La Posición es “La Posición” y el aguilita viajará de generación en generación. Lecciones de vida. ¿Por qué? Por que lo digo yo.

Como deseaba decir esta frase.