Una de las cosas más difíciles con las que me he topado al convertirme en madre es el comprar zapatos infantiles. No puedo culpar a mis vástagos, yo hice sufrir a mi madre tanto o más. Ir a comprar zapatos significaba torturarla, pues o me estaban pequeños, o me hacían pupa, o no me gustaban. Así que la venganza se sirve en plato frío, porque mis pequeños desmadrosos tienen pies de Cenicienta ¡para encontrar el zapato adecuado es un cuento!
Cuando Garvalín se puso en contacto conmigo y nos ofreció probar sus zapatos la verdad es que me reí. ¿Cómo iba a elegir dos pares de zapatos a dedo, por internet, sin que se los probaran mis hijos? ¡Imposible! ¡Como se nota que no tienen hijos! porque una madre experimentada sabe que no hay nada mejor que probarle los zapatos a su pequeño en la tienda, y si es por la tarde mejor que mejor para que los pinreles tengan su olorcillo a queso y estén suficientemente hinchados los pies para que luego no haya sorpresas del tipo “me hace daño”. Sin embargo, me equivoqué y es de sabios rectificar.
Conocía la marca gracias a otros blogs que habían realizado la prueba de producto. Además de los buenos comentarios que leí en otros blogs, que fuese una marca española y que su filosofía fuese no sólo hacer zapatos de calidad, si no también cómodos para que los niños sean niños me terminó por convencer.
Me pasó algo curioso, en el catálogo me gustaron más los diseños de zapatos para niño que para niña. De hecho, elegí unas botas sencillas para la reina del desmadre porque el resto no me encantaban. Sin embargo, otra vez me equivoqué.
Cuando llegaron los zapatos a casa debo decir que me llevé una grata sorpresa sobre todo con las botas. En vivo ganaban muchísimo, pero sobre todo eran súper suavecitas, no pesan casi nada y la reina del desmadre ¡no se las quitó! ¡INCREÍBLE! A la primera.
En cuanto a los zapatos para el pequeño desmadroso, me enamoré de éste diseño y el color.
Me los imaginaba aún más suavecitos y flexibles, por lo que había leído en otros blogs. Pensé en un momento que quizás no le valdrían por su empeine alto, pero al tener la lengueta larga y ser de velcro se acomodaron genial.
Así que queridas colegas maternales, si sus hijos son como los míos y el hecho de ir a comprar calzado infantil es una odisea ¡opten por la compra online! Es cuestión de imprimirse el medidor que está en la tienda online, elegir y relajarse en casa. ¿Y si no le valen? ¡Pueden cambiarse!
Si me preguntan ¿compraría Garvalín nuevamente? La respuesta es sí. Me parecieron zapatos de calidad, cómodos y que me ha encantado conocer de primera mano.
Prueba de producto en colaboración con Garvalín.
Anoto la marca. El vestido y los pantalones son amor.
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buen dato! yo me vuelvo loca buscando marcas que a las niñas les resulten cómodas!
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Pues las botas súper suavecitas 😛 ya me contarás si te animas. Un besote desmadroso
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Pues se los ve muy monos y si, encima, son cómodos, ¿qué más se puede pedir? Yo también quiero zapatos de esos. Jajajajaja. Besotes!!!
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Jajajajaja creo que por más cómodos que sean si te intentas meter unos de éste tamañin te harán daño sí o si….pero oye ¡me uno a la votación de que hagan tallas para mayores! 😛
Un besote desmadroso
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Yo calzo un 35 así que lo mismo hasta tienen…
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Es bueno saberlo para Lucy que ya camina. Desde luego ambos modelos son sencillos pero muy bonitos.
Gracias por la información!!!
Besotes!!!
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¡Gracias Paloma! Un besote desmadroso
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Lo tendré en cuenta 😉
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Los de niña te molarán para Marcela ¡créeme!
Un besote desmadroso
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¡Ya me contarás! Un besote desmadroso
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